Alsina, Néstor

Cautivado por la pintura. Convulsionado por ese arte que atraviesa cualquier realidad. Abierto a que atraviese la mía.

“Hace algunos años, Néstor Alsina llegó al taller de mis alumnos que funciona en una antigua fábrica de un barrio de Buenos Aires…

Recordé con emoción al entonces muy joven Néstor, serio, concentrado en lo suyo, trabajador incansable…
Al ver estas pinturas actuales de Alsina adivino en lo profundo de ellas, aquellas tempranas cualidades, con las que hoy juega impregnándolas de una desbordante sensualidad de color, materia, que es lo conmovedor de su trabajo.

Néstor Alsina nos sorprende por la audacia de su color, por las justas disonancias que lo hace notablemente, personal y vibrante. Al verlas hoy, sus musicales, puedo sentir, mejor dicho, oír al mismo tiempo que miro, el sonido orquestal de Stravinsky, estallidos de color que nos arrastran en su torbellino de ritmo emocional.

Doy gracias a Néstor por ser fiel a sí mismo, por atravesar estos tiempos convulsionados sin perderse y por transmitirme el refrescante sentido vital de lo que hace haciéndonos sentir generosamente la visión luminosa de una vibrante realidad que afirma la existencia más allá de la desesperanza nihilista de nuestro tiempo”.
Guillermo Roux

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