Acuarela, 35 x 50 cm
2020
En días de calor, a la hora de la siesta, el horizonte en el campo se desdibuja por la reverberación. El viento levanta remolinos de tierra que se funden y elevan, como en una zamba. Esta obra está inspirada en los días de vacaciones en Coronel Moldes. De niños y en bicicleta a la hora de siesta, momento prohibido para vagabundear, escapamos a la vigilancia de los abuelos y salíamos a recorrer caminos. Calor insoportable y tierra guadalosa, el horizonte en el campo se vuelve difuso, en la lejanía los árboles se vuelven ceniza como dice el poeta Raúl Gonzalez Tuñon.
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