Acrílico, acuarela, tinta, enduido, pintura asfáltica, 110 x 140 cm
“La belleza del ajedréz, es que puedes ser lo que quieras que sea” SIMON WILLIAMS
La torre pierde su estructura, pero no su fortaleza, sólo se hace más liviana.
El peón deja sostenerse, para por fin descansar de tanto sacrificio.
El caballo puede saltar bien alto y además nadar en la profundidad de su alma.
El alfil, consejero fiel del Rey, se aleja del tablero para poder elegir su propio camino.
El Rey, como alma del jugador, observa, aprende y al fin se rinde para dejar en el trono, a su lado más sensible y humano…
La Reina, la única con la capacidad de expandir y transformar la energía en vida y sabiduría…
Valoraciones
No hay valoraciones aún.