Santos, Miguel Angel

Estoy convencido de que aquellos que tenemos la necesidad y la decisión de adoptar al arte como una herramienta de vida, como un diario íntimo, o como un cable a tierra, sentimos que no podemos dejar pasar, intrascendentemente, las cosas que ocurren a nuestro alrededor sin manifestar nuestro parecer, plasmándolas a manera de documento, registro o manifiesto.
A través del arte tengo la posibilidad de comunicarme, no solo utilizando una imagen en sí misma, tomando únicamente su aspecto descriptivo, sino también con toda la carga que ella puede sumar, teniendo en cuenta la intención con la que la hago participar en la obra. El contexto en el que la inserto, el color y la iluminación que utilizo, son embebidos con un huevo a carga simbólica que nunca va a estar ausente en el trabajo que realizo. El simbolismo, sobre todo el que adopto y que culturalmente ya tiene su identidad, muchas veces va acompañado, por simbología que desarrollo en el momento y pienso que puede agregar o reforzar la intención discursiva de la obra. Entiendo que es en este punto, donde se hace interesante la relación con quienes observan el trabajo, porque esa “intención discursiva” es sólo eso, una intención, no es un mandato, no es rígida ni indiscutible. La utilización de simbología fusionada con el surrealismo, da la posibilidad de lecturas, por parte del observador, no siempre coincidentes con mi relato y eso no solo me parece fascinante sino también sumamente valioso, porque significa que la obra no pasó desapercibida y dejó una huella como consecuencia de un diálogo con quien está mirándola.

Tengo varios referentes con los cuales me identifico y casi todos ellos utilizaron la simbología como recurso para comunicar sus intenciones. Miguel Ángel, por ejemplo, fue un precursor en este sentido. Hay estudios que descubrieron, que, en las figuras de Las Sibilas y de Los Profetas en la Capilla Sixtina, Los Diez Mandamientos están descriptos utilizando una gran carga simbólica. El dramatismo de las figuras de Caravaggio, también me sirvieron de modelo para ambientar mis trabajos. Gustavo Doré, por sus grabados de La Divina Comedia, realizados para El Infierno y El Purgatorio, los cuales fueron su punto más alto y tal vez uno de los referentes del Simbolismo de la época para mí. Dalí siempre fue un valioso artista como uno de los fundadores del movimiento surrealista. Víctor Delhez, por sus grabados del Nuevo Testamento y los del Libro del Apocalipsis, los cuales son imperdibles y un catálogo de la simbología aplicada al arte religioso. Ricardo Carpani, quien es poseedor, para mí, de un estilo muralista superior al de Siqueiros, un gran dibujante y creador de una imagen con un perfil Latinoamericano muy fuerte y emotivo. Y finalmente, otro referente que sigo, es Zdzislaw Beksinski: un excelente artista polaco, dueño de un estilo muy simbólico y extremadamente dramático. Su obra no puede pasar desapercibida para quienes intentamos hacer arte sobre la condición humana.
Crear para contar una historia, como si fuera un corresponsal de guerra en esta diaria batalla por sobrevivir sin transar, intentando describir las sensaciones que me invaden ante los hechos que están aconteciendo alrededor mío, retomar historias y relatos antiguos que intentan explicar, poéticamente, aspectos de la condición humana, historias de superación y tragedias, de conflictos, luchas y reconciliaciones, es el fundamento que considero importante como motivación para trasladar un hecho a un lienzo. Para ello investigo, leo, me ubico en el contexto del tema que me interesa y analizo su impacto en el día de hoy, su relevancia y las consecuencias que dejó, intentando, sobretodo buscar imágenes que ayuden a representar lo que quiero decir. Muchas veces, cuando quedo empantanado en la duda, el estudiar la definición de alguna palabra relacionada al tema que estoy por plantear, o su etimología, a veces sirven como disparadores, que resuelven algunos aspectos de representación y ayudan a cerrar la idea.
Nada de esto sería posible si no tuviera un apoyo incondicional por parte de mi familia, mi esposa y mi suegra, también excelente artista y mentora, están tan convencidas como yo, de que éste es mi camino a seguir. Ese apoyo me inspiró para desarrollarme como artista, entrando a la Escuela Provincial de Bellas Artes Dr. José Figueroa Alcorta de mi ciudad de Córdoba en 2007 a los 48 años, encontrando en el camino a personas maravillosas, que a veces se aparecían ante mí como excelentes profesores y a veces como incondicionales compañeros de aula, todos me enseñaron algo, todos dejaron su marca en esa etapa maravillosa de mi vida que aún continúa.

Las 7 Miserias Capitales
Relieves y calados
Lápiz y tinta, óleos, acrílicos