Como pintora, mi obra está profundamente arraigada en una base clásica, al tiempo que explora las dimensiones emocionales y simbólicas del realismo contemporáneo. Inspirándome en las técnicas atemporales de los Maestros Antiguos, me esfuerzo por crear composiciones que evoquen la introspección, la nostalgia y una profunda conexión con la belleza.
A través de una meticulosa atención a la luz, la sombra y la textura, mis cuadros captan el delicado equilibrio entre fragilidad y permanencia. Tanto si retrato figuras humanas como naturalezas muertas, busco trascender la mera representación, permitiendo que cada obra resuene con una narrativa más profunda. Mi uso del claroscuro realza la presencia dramática de mis temas, mientras que los colores ricos y estratificados les confieren una sensación de intemporalidad.
A menudo me inspiro en el patrimonio cultural, en lo efímero de la naturaleza y en la profundidad emocional de los momentos cotidianos. Mis naturalezas muertas, impregnadas de matices vibrantes pero melancólicos, reflejan temas como la fugacidad, la memoria y el paso del tiempo.
Veo la pintura como un puente entre el pasado y el presente, la tradición y la innovación, un diálogo que sigue evolucionando con cada pincelada. A través de mi obra, invito al espectador a detenerse, reflexionar y experimentar la silenciosa poesía de la forma, la luz y el significado.
