Teruel, Liliana

Pintar me pone en un lugar de expresión libre, desenfadada, inquieta y transgresora a la vez. Mi pintura expresa estados de ánimo profundos e íntimos. No me instalo en un estilo definido; todo lo exploro y lo investigo como una criatura descubriendo un mundo maravilloso.

Si puedo afirmar que con cada pincelada o trazo de espátula siento vibrar por dentro todo mi ser. Debo ahogar gritos de placer, cantar y hasta bailar. Voy sin pensar, sin programar y no percibo el peligro ni los riesgos, sólo pinto.

Puedo utilizar pincel, espátula, las manos y hasta un trapo. Igual creo que se puede percibir en mi estilo personal algo de sencillez, calidez y hasta inocencia. 

Es plasmar en arte lo emocional. Manos inquietas, colores estridentes, cálidos, fogosos,  un mundo intenso que estalla en la tela como fuegos artificiales en el cielo.

Amo transformar cualquier modelo, vivo o imágenes, llevándolas a mi propia experiencia, mi sentir y pasar por distintos estilos figurativos, impresionistas, ¿por qué encasillarme si todo está ahí para explorar y disfrutar?

Mi relación con los colores es intensa. Uso una paleta profunda y apasionada con colores vibrantes, fuertes, que los siento palpitar al mismo ritmo que mi corazón.

Puedo tener problemas, tristeza, depresión, pero cuando me paro frente a la tela con mi paleta y mis pinceles todo desaparece y se tiñe de intensos colores, mi espíritu se eleva y se esfuma todo lo malo convirtiéndose en alegría, pasión, felicidad, paz y sanación.

Doy gracias al universo, a Dios, haberme dado la fuerza y la voluntad que puse en un momento muy difícil de mi vida y empezar a pintar. Y hoy puedo afirmar que el arte es mi felicidad, mi médico y el abrazo cálido del amor en tiempos de zozobra.

En mi vida pasé por diferentes disciplinas. Fui cantante, clown y actriz, pero la pintura me completa.

Gracias, gracias, gracias…