Haciendo una memoria descriptiva de mi obra en general, puedo delinearla como un escenario natural, campestre, inasible, inaprensible y escurridizo muchas veces.
Parte de los paisajes que pinto tienen componentes no pertenecientes a él; la mano del hombre lo intervino. Se encuentran en su mayoría en campos del sur de Córdoba, alejados y solitarios.
Las ruinas que deja el paso del tiempo produce un triste erial de casonas abandonadas, con sus silencios, con sus maderas crujientes mudas en apariencia, pero diciendo siempre algo…fueron espacios lleno de vida, de proyectos y esperanzas, ahora descoloridos y olvidados.
Nada es permanente…y estos escenarios yermos, con grietas que aún resisten a las fuerzas del desgano, la desidia y el olvido, se convierten en materia prima para mis obras de arte. Los testimonios del pasado cobran vida en mis telas, las valoro y mi público los enaltece.
Muchas veces no me gusta lo que veo, no me gusta lo que calla, no me basta lo que me rodea, no me es suficiente, entonces los reinvento de manera deliberada y bucólica; lo imagino diferente, en su origen mismo, vuelvo a la fuente y así lo plasmo en mis obras.
En definitiva quiero transmitir y dar esperanza al espectador mediante este lenguaje artístico, invitándolo a meditar y sacar sus propias conclusiones en torno a los espacios y geografías desprotegidas y olvidadas que habitamos y que son especialmente significativas en la mayoría de los casos para mi público.
“Somos humanos y al mismo tiempo también naturaleza y es precisamente esta comunión la que implica una comunicación intensa que no se efectúa solamente por vía óptica. Entonces…escuchemos lo que la naturaleza nos dice, pero también lo que calla”

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Néstor Verón – Regresando a casa
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Néstor Verón – Las cabras II
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Néstor Verón – Atardecer en Salsipuedes
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Néstor Verón – Cosmos
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Néstor Verón – Comunión en paz
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Néstor Verón – Valle de Uco
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Néstor Verón – Así en la tierra como en el cielo
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Néstor Verón – Florece orgulloso
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Néstor Verón – Mi sendero preferido
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Néstor Verón – Las cabras
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Néstor Verón – Don Pedro
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Néstor Verón – Tormenta de verano