La Grottería, Santiago

Mi proceso creativo aborda preguntas complejas: ¿cómo traducir en escultura el éxtasis del enamoramiento, el dolor del desengaño, o la angustia de la traición? ¿Cómo representar la capacidad de las personas para seguir adelante, enfrentar responsabilidades y reconstruir sus rutinas tras estas experiencias? Estas inquietudes son el motor de mi práctica artística, inspirada por vivencias personales que moldearon mi perspectiva, como la obra Tango (2020) y otras que nacieron de este proceso introspectivo.

Mi obra se centra en el romanticismo, explorando sus múltiples capas a través de una mirada contemporánea. Utilizo elementos como flores marchitas de metal para encapsular, de manera simbólica, lo que representa para los humanos la experiencia de lo romántico. Este enfoque busca sintetizar las emociones más profundas en formas tridimensionales, plasmando los matices del amor, el desamor y la resiliencia emocional ante los desafíos de la vida cotidiana.

En este sentido, mi práctica se encuentra profundamente influenciada por la atmósfera poética de Charles Baudelaire en “Las flores del mal”. Esta obra literaria, con su audaz exploración de la belleza en lo decadente, inspira mi uso de materiales y formas que desafían los límites tradicionales de lo sublime y lo grotesco. Así como Baudelaire transforma lo efímero y lo oscuro en poesía imperecedera, mi obra busca transmutar la fragilidad emocional en esculturas que dialoguen con las dualidades de la condición humana.

Mi trabajo no solo busca conmover, sino también invitar al espectador a reflexionar sobre la complejidad de las emociones humanas, integrando la poesía visual y el simbolismo como herramientas claves para construir narrativas que resuenen profundamente en quienes las observan.